Abriendo los ojos (Sobre el derecho a la educación)

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¿Por qué ese empeño en no enfrentarse directamente a los problemas que ocasionan los alumnos, mal llamados disruptivos, en clase? ¿Qué razón hay detrás de esa irresponsable omisión? Hace ya mucho tiempo que los docentes venimos soportando un bombardeo constante de “soluciones”, a cual más delirante, para los problemas de indisciplina. Desde las técnicas para la resolución de conflictos (¿), el recurso a otros profesionales como trabajadores sociales o psicólogos (con sus recomendaciones de charla entre pares alumno-profesor, de igual a igual), pasando por consejos varios como “captar” al líder o líderes del grupo o cambiar la metodología, así de fácil, o el programa del curso si hace falta. Nada menos. Cualquier cosa que se les ocurra a los “expertos” en educación menos enfrentarse a los alumnos díscolos y plantearles la sencilla disyuntiva de que o bien se comportan como el resto de sus compañeros, como se espera de unos estudiantes en clase, o bien serán expulsados temporalmente de clase o trasladados de centro educativo, por ejemplo.

Derecho y deberNo se nos escapa que estos planteamientos de andar con paños calientes provienen de unos determinados conceptos de lo que es y lo que debe ser la educación. Nacen con la LOGSE, la nefasta ley educativa del 90, y parten de la concepción del derecho a la educación plasmado en nuestra Constitución. En el Artículo 27 leemos: 1. Todos tienen derecho a la educación. (. . .); 5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación. (. . . ). Pero también en nuestra Constitución se habla del derecho que asiste a toda persona a la libertad (Art. 17), por ejemplo, y sin embargo sabemos que hay gente que acaba en prisión. Nadie se extraña de ello. El artículo correspondiente incluye una coletilla que explica los casos en los que ese derecho puede llegar a perderse “en los casos y en la forma previstos en la ley”.  Pues bien, pensamos que el derecho a la educación (hablamos de educación obligatoria), debería incluir igualmente una coletilla igual o parecida en la que se hiciera referencia a los casos en los que el propio derecho a la educación pudiera quedar en suspenso, bien temporalmente o no, y siempre según “lo previsto en la ley”, ¿por qué no?  Gran parte del deterioro de la educación que vivimos hace años nace de estas ideas, pues nada ayuda más a un alumno a comportarse en clase como le venga en gana que saber que el profesor de turno lo tiene que “aguantar” haga lo que haga pues, teóricamente al menos, no puede ni expulsarlo de clase un rato. ¿No se habla ahora tanto de reformar la Constitución? Pues se podría aprovechar el momento si se va hacer algún cambio en nuestra Magna Carta por el bien del sistema educativo.

2 respuestas a “Abriendo los ojos (Sobre el derecho a la educación)”

  1. Avatar de Don Nadie
    Don Nadie

    Es un «a priori» ideológico progre consecuencia de su lamentable ideología utópica totalitaria. Fomentada por las nefastas autoridades educativas.

  2. Avatar de Trooper
    Trooper

    Completamente de acuerdo con su posición, JuanV. Si un alumno impide a sus compañeros el derecho para acceder a la educación molestando, interrumpiendo y creando mal ambiente, está pidiendo a gritos que le quiten su propio derecho.

    Un saludo.

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