Nada puede hacer o proponer ya la Consejería de Educación de nuestra querida Junta de Andalucía que pueda llegar a sorprendernos lo más mínimo. Ahora se le ocurre que sea el Consejo Escolar de cada Centro el que decida sobre la participación del mismo en el malogrado Programa de Calidad. Claro, como se ha comprobado que los Claustros de Profesores, es decir, los profesionales directamente implicados en el Plan, se niegan mayoritariamente, al menos en enseñanza Secundaria, a aceptar el soborno y la vergüenza de cobrar por aprobados, entonces se busca la vía para imponer dicho plan mediante cualesquiera medios.
Lo dicho, es sencillamente vergonzoso, si es que se puede hablar de vergüenza y de política educativa en este país. Desde la implantación de LOGSE se ha ido quitando capacidad de decisión a los Claustros de Profesores para dársela a los Consejos Escolares: elucubración para controlar de manera encubierta la labor de los profesionales de la educación, de quienes se desconfía descaradamente, mediante la disculpa grandilocuente de la participación de los padres en la educación de sus vástagos. Vano intento, desde luego, pues se puede hablar de la necesaria colaboración de los padres con los centros escolares sin necesidad de incluir a éstos en el órgano encargado de la toma de decisiones, nada menos, de los centros educativos. No es la primera vez que planteo esta cuestión: ¿se imaginan una reunión de pacientes, o padres de pacientes, tomando las decisiones importantes de un hospital? No, claro, pero ¿es que me van a decir que preocupa más a los padres la educación que la salud de sus hijos? No, no hay comparación posible; sencillamente sucede que es tradicional en este país nuestro desconfiar de los profesores, de su preparación y de su profesionalidad. Se desconfía de nosotros desde la pedagogía oficial, se desconfía institucionalmente y se pasa esa desconfianza a la sociedad.
Asegurarse el control ideológico no es nada nuevo, basta recordar las purgas franquistas de profesores. De hecho llevan años intentando elaborar planes de formación de profesores que faciliten dicho control, como demuestra el interés de la pedagogía oficial por mantener el monopolio de la formación inicial de profesores. Y la referencia a tiempos pasados no es gratuita ni exagerada: hace unos días hemos sabido que se le ha abierto un expediente en la Universidad de Murcia a uno de los pocos pedagogos de este país que tiene la suficiente lucidez y valor para ser crítico con el sistema educativo, José Penalva. Se le sanciona concretamente por su libro Corrupción en la Universidad. Recomendamos su lectura, pues, decididamente.
En fin, a falta de otro remedio, Crisis Educativa anima a los Consejos Escolares de todos los Centros educativos de Andalucía a decir alto y claro NO al Plan de Calidad. A ver si se enteran de una vez.
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